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LA INFANCIA ROTA


Manuel Fernando López/Expediente.
Luego del largo desfile de los diputados infantiles frente a los micrófonos del Congreso del Estado para manifestarse en contra de la desintegración familiar, ocasionada por el alcohol, las drogas, pero sobre todo por la irresponsabilidad de muchos padres, que en más de las veces desembocan, traen consigo el espantoso y  triste final del suicidio, llegó el momento de casi tirar las plumas entre los reporteros que tanto hemos visto y, en consecuencia escuchado dramas al por mayor.
Tocó el turno de tomar la tribuna al niño Fernando López García, diputado por el distrito X, que comprende Hermosillo Noreste y, que ganara Carlos Rodríguez Freaner; fue impactante, doloroso y, sobre todo una lección de hombría, de pundonor , de coraje por parte de un niño.
Todos sus antecesores en la tribuna, versaron sobre los temas ya descritos que tanto daño hacen en la sociedad; pero el ambiente se electrizó cuando el pequeño de trece años de edad, inició su discurso, diciendo que añoraba llegar a una casa donde lo recibieran unos padres, lo abrazaran  y, le preguntaran cómo le había ido en la escuela por aquel día.
Pero lo anterior, en su caso no podía, no puede ser: quedó en la orfandad hace mucho tiempo, la calle lo recibió y, en ésta jungla supo de las drogas y la vileza humana inducida por los adultos.
Aún con un hogar disfuncional y, lleno de problemas, Fernando añoraba y añora tenerlo;  quisieron arrebatarle hace mucho tiempo la esperanza, la niñez; solo que la Divina Providencia, esa portentosa potestad supo rescatarlo y, ahora es un niño brillante, con calificaciones excelentes, pero…
Sus palabras estrujaron el alma, trajeron agua a los ojos y, a la vez mucho coraje e impotencia por la forma en que la vida se ensaña con los más desprotegidos, los más inocentes.
Vive –Fernando – en un albergue, tras ser rescatado por manos piadosas y, devolverle la dignidad, la infancia con todo y “parches”; porque algo pasó ahí adentro de esa alma, donde solo debió haber juegos y sueños.
Más estrujante fue oírle decir: “¡No me voy a dejar caer!”, en una demostración verdaderamente increíble por parte de quien a sus escasos años de edad, ya ha contemplado la cruel carcajada de la vida.
Lo visto ayer en la Cámara de Diputados no tiene desperdicio, es una lección de coraje, de rabia, de orgullo, de todo por parte de un niño  con tan solo trece años de edad, que si bien no volverá a  ser abrazado, no besado  por sus padres; la sociedad, todos debemos protegerlo, cuidarlo y, gritarle al mundo que en Sonora sabemos cuidar a nuestros niños.
Para los adultos, para los pervertidos que le suministraron drogas, más les vale leer la sentencia de Jesucristo, sobre cómo les irá a quienes atenten contra los niños: “más les valiera atarse al cuello una piedra de molino y arrojarse al mar”.
Sin desperdicio tampoco lo dicho por Daniel Córdova Bon, presidente del Congreso del estado para el mes de mayo en el sentido de que ojalá otras legislaturas estatales, copien –o mejoren—el esquema de diputado infantil, por las inmensas aportaciones que los niños pueden hacer con iniciativas.
Sonora tiene el privilegio de ser la única entidad a
nivel nacional e internacional con este programa y, en verdad alegra que se trabaje en tan importante aspecto. Ayer, la infancia, la esperanza y, la alegría inundó el recinto del Poder Legislativo.
También la reflexión y por qué no decirlo, las lágrimas y el coraje por lo narrado por Fernando López García, un verdadero guerrero, quien seguramente mañana nos llenará de orgullo –como ahora –.por haber superado el dolor y, la ausencia de sus padres, así sea por momentos.
Bien por todos y, ojalá el próximo año volvamos a ver en la tribuna a Fernando López García, con más edad, pero sin perder su alma de niño.